Por: Phoebe Diana Serafim
Para no ser ingrato. Quiero encontrar una manera de darle gracias por todo. Usted ha sido tan bueno conmigo, con mi familia, me han bendecido mucho, tú siempre me escuchas y me ayudan. Debo agradecer a todo el tiempo, porque hasta ahora el Señor me ha dado salud, seguridad y confort. A mí ya los míos.
Pero hay ciertos momentos que me olvida y casi pierdo a mi fe. Hay momentos que cierro los ojos y no vejo tu divina providencia. Sólo mirar con ojos humanos, escépticos. Y sin embargo, que estás ahí conmigo todo el tiempo sin descanso, fiel. Cualquier otro se habría rendido de mí y de mis problemas. Yo ya han caído de sus manos y ya me iban abandonado.
Pero Tú, Señor, lo que es tan grande, magnífico y Soberano, el Rey siempre está conmigo ayudándome a buscar, y muchas veces, yo estoy a ignorar tu dulce presencia. No puedo entender la bondad muy grande y constante amor por alguien tan pequeño como yo. Sé que sólo me podría hacer desaparecer de la tierra, sino por tu gran misericordia que me quede en este mundo.
¿Cómo puedo agradecer a Dios tan poderoso y bueno? Quiero dar algo a cambio, pero no sé lo que podría ser de igual tamaño. Por lo tanto, te doy mi corazón, mi alabanza, mis deseos, mis sueños y mi alma. Me entrego a Ti, oh Padre, le encomiendo a su cuidado. Todo mi ser a Ti, mi Señor y Rey, aunque sé que no es suficiente.
Te mereces lo mejor y yo siempre trato de dar lo mejor de mi. Con todas mis fuerzas que te sirvan, adoración y alabanza, mi querido Dios y Padre, a Ti sea la honra, alabanza y gloria por los siglos, Amén!
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