Por: Ana Paula Bitelo
La primer advertencia puede parecer
desalentadora, pero es, sin duda, la más importante de todas: nadie-
absolutamente nadie- puede saciar su corazón. Muchas personas hoy se casan para
“serem felices”, con la esperanza de que sus esposos y sus esposas se completem
y montam para ellas un pequeño paraíso en esta tierra. Após un curto tiempo,
cuando ellas caen en si y perciben que el paraíso no vino e ni vendrá, bate el
desespero y la desilusión: ? afinal, lo que dio errado?
El casal que entra en estas crises
deve entender que ninguna criatura puede saciar la sed infinita del hombre.
Este solo se realiza plenamente cuando encuentra el único Otro que lo
transende: Dios.
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